¡Mis hijos se fueron!, por @MilagroMendoza

/ 29 noviembre 2013
La cercanía de los 50 años representa para muchas mujeres, una época triste y melancólica. Los cambios de animo, el miedo, cansancio, pensamientos sombríos, son parte de lo cotidiano. La presencia de la hipertensiòn, problemas cardiovasculares, sobre peso, calor y sudor nocturno indican que esta cerca  un cambio en su vida. La menopausia.

Para otras, es la mejor etapa. Nuevos proyectos, más tiempo con la pareja, metas que alcanzar, retos que afrontar. La sexualidad se redescubre.

¿Cual es la diferencia, entre una mujer y otra? La calidad de su pensamiento. 

La mujer activa, con tendencia a la perfección, cuida y atiende a sus hijos, el esposo y el trabajo. El sentirse necesitada es parte de su realización de vida. El papel de esposa, madre y profesional gira en torno a su vida. Sin embargo, al llegar a los 50 se aproxima la jubilación, los hijos se marchan del hogar, y el ritmo de actividad disminuye. Así observamos, que su arreglo personal es más descuidado, aparentando mayor edad. 

El síndrome del nido vacío, ocurre cuando los hijos están próximos a marcharse o lo han hecho. La mujer descubre que la vida no gira en torno a ella. No es indispensable. Los sentimientos de inutilidad, angustia, y soledad aparecen. Ella dejo de vivir para si, existiendo para los demás. Las actividades que se disfrutaban en el pasado, ya no se realizan. 

Aparece en el entorno, expresiones como doña, doñita, o vieja. El temor a la incapacidad, y el ser una carga para su familia se apodera de su mente.

La actitud se convierte en un peso adicional al malestar físico.

La mujer que sacrifico sueños y metas en función de su familia, más tarde resiente en su vida el que no alcanzo esos sueños. La llegada de los 50, exige replantear el estilo de vida. Ahora se dispone de más tiempo para dedicar a esas actividades que se postergaron. 
Es mucho lo que se logra, cuando se dispone de tiempo. Los hijos, tienen su vida y sueños propios. La identidad de la mujer, no es su función como madre y esposa, sino como ser humano, con un gran potencial. La soledad, lejos de ser un obstáculo, es el tiempo que se abre para dedicarse a lo que pospuso en su vida. Vemos, como en las universidades, personas entre 40 a 60 años ingresan a obtener un titulo universitario. Descubren una nueva dimensión de vida.

El reencontrarse con su potencial, lograr metas, disfrutar del tiempo con su pareja, para viajar, aprender y compenetrarse es el camino de la consolidación matrimonial y realización personal.

El abrirnos a nuevas experiencias, adaptarnos a la realidad, y reprogramar nuestras metas nos lleva a reconocer que a partir de los 50, la vida continua, con una visión más serena y sabia. Aceptando la belleza y el valor propio, el nido vacío se convierte en la altura para volar más alto. .

Autora: Licda. Milagro Mendoza Twitter:@MilagroMendoza email: psi-milagromendoza@hotmail.com

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