Una vez más, ¡no a la guerra!, análisis de Ana María Sánchez Domingo

/ 25 septiembre 2013

Ana María Sánchez Domingo

Ana María Sánchez Domingo

… Y ahora toca en Siria!

Estamos a punto de volver a escribir otro capítulo más de la barbarie y la sinrazón. Inexorablemente nos vuelven a repetir la historia demasiado reciente y no parece que se haya aprendido nada. Los intereses del sistema capitalista, los intereses del imperialismo necesitan para su buen funcionamiento otra intervención militar.

Y vuelven a reeditar la ramplona historia que nos contaron cuando la guerra de Irak a fin de asustar a la gente, convencerla de sus buenas intenciones, desmovilizarla y a ser posible que le den su bendición.

Hoy como en aquel momento asistimos al miserable relato de las armas químicas, al igual que nos contaban lo de las armas de destrucción masiva que solo vieron en alguna revelación los Sres. Bush, Blair y Aznar (o Ansar), y que justificó aquella invasión.

Ahora será en Siria, justo lo que después de Irak era algo cantado. No en vano ese país sería la salida directa del petróleo iraquí al Mar Mediterráneo. También Siria produce petróleo. Pero es que además por Damasco se pasa también para llegar a Irán.

El sistema capitalista, con EEUU a la cabeza, necesita nuevos mercados, Fuentes económicas y materias primas para seguir desarrollándose, y para eso necesitan el control militar. Así se forma una zona estratégica en Oriente Medio irrenunciable. Además tenemos que añadir los enormes intereses de las empresas armamentísticas y el consiguiente negocio de la reconstrucción del país una vez destruido: jugada completa.

Pero es que seguimos viendo como los gobiernos europeos además del americano son los garantes de las políticas imperialistas, no importa que gobierne la derecha o la socialdemocracia, porque a estas alturas todos saben ya los intereses que defienden. Resulta patético que nos repitan exactamente la misma escena: en EEUU gobernando un demócrata (de ese partido, vamos); en Francia un “socialista” (anteriormente con un gobierno de derechas no lo hicieron) y finalmente Gran Bretaña con un gobierno conservador los diputados votan en contra cuando con los laboristas sí que lo hicieron. En el caso español, ya hemos visto como el Sr. Rajoy se apuntaba a la “respuesta contundente” y que en EEUU se confirmaba como un apoyo a la intervención: no esperábamos menos.

Todo esto añadido a que la llamada resistencia siria está formada por diferentes grupos opositores muy diferentes entre ellos, uno de los cuales es Al-Qaeda, y que están siendo armados hasta los dientes a través de Turquía, de Jordania y de Irak con pertrechos procedentes de Libia, Arabia Saudí, Qatar, los Emiratos, y de diversos países occidentales, reforzados con miles de mercenarios, integristas islámicos, instructores y agentes de servicios extranjeros, financiados descaradamente por estados de la Unión Europea, por las monarquías árabes y por los Estados Unidos. Y como ni así lo consiguen, recurren a la amenaza de las armas químicas. Creo que estos usos son condenados por cualquier persona con un mínimo de raciocinio, las utilicen unos u otros. Dicho esto por delante, debemos desenmascarar la hipocresía de quienes se rasgan las vestiduras e incitan a una intervención armada justificándola en esa supuesta utilización por parte del ejército sirio, y que la ONU acaba de adjudicar a ambas partes.

Fue una corresponsal de la agencia de noticias norteamericana Associated Press, Dale Gavlak, quien reveló que de las múltiples entrevistas efectuadas con residentes y rebeldes en el barrio de Ghouta y en otras zonas de Damasco se desprende claramente la tesis de que las armas químicas que explosionaron el 21 de agosto se hallaban en manos de los rebeldes y procedían de Arabia Saudita. Las fuentes utilizadas por Gavlak le confiaron que se produjo “un accidente” cuando fueron erróneamente manipuladas debido a la deficiente información existente sobre el producto.

El periodista jordano Yahiya Ababneh, que estuvo en el área de Guta Oriental en los días posteriores a la tragedia entrevistando decenas de supervivientes, muchos de ellos milicianos rebeldes, y a otros civiles, incluidos médicos locales, indicó como una combatiente rebelde entrevistada dijo: «[Los saudíes] no nos dijeron qué clase de armas eran ni cómo usarlas. No sabíamos que eran armas químicas y nunca llegamos a imaginarlo. Cuando el príncipe Bandar entrega armas como éstas debería proporcionar gente que supiera cómo manejarlas y cómo usarlas». se refería al príncipe Bandar bin Sultán bin Abdelaziz, jefe de los servicios de inteligencia saudíes desde julio de 2012, un hombre formado militarmente en Estados Unidos que mantiene estrechos contactos con ese país y con la CIA desde que fue embajador en Washington durante más de veinte años.

Volviendo a repetir el rechazo a la utilización de esas armas, creo que los gobiernos occidentales no pueden dar lecciones en lo que a barbaridades se refiere: ¿Quién se ha manifestado contra los ataques químicos de Israel sobre Gaza? ¿Por qué aprovisionó EEUU a Irak de armas químicas en su guerra con Irán en 1988? ¿Alguien recuerda protestas gubernamentales contra los ataques bacteriológicos contra Cuba, o por la utilización del agente naranja en Vietnam o más recientemente por la utilización de uranio empobrecido en las bombas que “los aliados” lanzaron sobre Libia?

Una vez más se hace necesario volver a decir ¡NO A LA GUERRA!, favoreciendo soluciones políticas sobre la base del respeto al derecho internacional, al principio de no injerencia, a la soberanía nacional de Siria y a los derechos de su pueblo. Tenemos demasiados ejemplos de que una intervención militar no soluciona nada: véase en que condiciones han quedado Afganistán, Irak o Libia, donde la democracia (excusa utilizada) no ha llegado ni se la espera, y realmente hay que asustarse cuando los gobiernos occidentales hablan de sus “causas nobles”.

Cuenca, 11 de Septiembre de 2013

Ana María Sánchez Domingo
COORDINADORA PROVINCIAL DE IZQUIERDA UNIDA (CUENCA)

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