Las mentiras del ministro alemán: análisis de @juantorreslopez

/ 22 julio 2013
Juan Torres López

Juan Torres López

Parece increíble que un país tan importante para Europa y el mundo como Alemania se pueda permitir el lujo de tener un Ministro de Economía tan ignorante e irresponsable como el señor Wolfgang Schäuble. Las declaraciones de una persona con tanta influencia y responsabilidad deberían ser muy medidas, pero el ministro alemán se destaca por las falsedades con que habitualmente adereza sus discursos sobre los graves problemas económicos no solo de su país sino de toda Europa.

Ahora acaba de afirmar que la causa del alto paro juvenil existente en países del sur europeo es que los mercados laborales están “rígidamente regulados”, y más concretamente, que la dificultad para despedir a los trabajadores con experiencia es lo que dificulta la contratación de jóvenes.

Es una idea sencillamente falsa, una mentira más a la que recurre cegado por sus convicciones ideológicas.

Los datos del empleo total y del juvenil en particular en España y en el resto de Europa demuestran claramente otras cosas.

La primera, en relación con el paro en general, que la mayor o menor flexibilidad no es explicativa de la existencia de tasas de paro más o menos elevadas. Organismos tan poco sospechosos como la OCDE lo han reconocido en diversas ocasiones.

Basta con observar los datos de empleo y paro en diferentes países europeos para poder comprobar fácilmente que no hay correlación clara entre desempleo y flexibilidad y que, por el contrario, sí que la hay, y muy estrecha, entre el volumen de la actividad económica y el empleo. Es decir, que no es cierta la tesis neoliberal que defiende el ministro alemán -que el nivel de paro depende de lo que ocurra en el mercado de trabajo-, porque más bien sucede otra cosa, que depende de la actividad que haya en el mercado de bienes y servicios.

Las afirmaciones del ministro de la señora Merkel también son falsas en relación con el paro juvenil.

Los estudios empíricos, es decir, los dato reales y no las fantasías neoliberales del señor Schäuble, demuestran hechos muy diferentes a los que él da como ciertos.

Si se compara la evolución del paro juvenil (tanto en la franja de 16-24 años como entre 25-29) en el conjunto de los diferentes países europeos en la última década con la registrada en España se puede comprobar fácilmente que la pauta seguida en ambos casos es muy parecida, a pesar de que la regulación laboral es muy diferente, hasta que se inicia la crisis económica. Es solo a partir de ese momento cuando se observa una incidencia del paro juvenil en nuestro país distinta a la que se da en otros europeos.

Pero si se analiza la gran pérdida de empleo juvenil registrada en España desde 2008 se puede comprobar también sin dificultad que las causas que la explican son muy distintas a las que asegura el alemán que impiden que se contrate a más jóvenes. Así lo demuestran algunas circunstancias como las siguientes:

– Las dos terceras partes del empleo juvenil se ha perdido en la construcción, la industria manufacturera y el comercio, es decir, en sectores muy afectados por la crisis. Por tanto, ha sido la caída de la actividad y no la existencia de una regulación rígida o poco flexible lo que ha hecho aumentar el paro.

– La mayor parte del empleo juvenil antes de que estallara la crisis era muy precario. No solo por estar estrechamente vinculado a contratos temporales (el 59% del empleo de jóvenes de 16 a 24 y el 42% de los de 25 a 29 años era temporal en 2008) sino también por otras razones: la abundancia de “falsos autónomos”, de becarios de todo tipo, de empleos sumergidos, la falta de cualquier forma de protección social, entre otras.

– La composición, la cuantía y la evolución del empleo juvenil ha sido muy diferente en las distintas Comunidades Autónomas españolas.

Todas esas circunstancias muestran que no es un problema de rigidez lo que frena la contratación de jóvenes o lo que ha explicado el aumento de sus niveles de paro. Todo lo contrario: en comunidades con la misma regulación, el empleo y el paro son distintos; cuando se ha querido despedir no ha habido problema alguno, a diferencia de lo que afirma el ministro alemán; y los contratos de los jóvenes son tan precarios, flexibles y mal pagados que la mayoría de ellos son incluso peores y más flexibles que los ‘mini job’ de su país que tanto alaba.

El señor Schäuble miente descaradamente cuando reclama menor protección al trabajo y salarios más bajos, diciendo que lo hace para crear empleo, y particularmente empleo juvenil. Nunca podrá probar con hechos y datos que el paro de los jóvenes aumenta porque haya exceso de protección o salarios muy elevados o que actuando como él propone se haya conseguido crearlo con un mínimo de decencia en algún sitio.

Lo que sucede es que este ministro, como su Gobierno y los demás europeos al servicio de la Banca y de las grandes empresas, tratan de aprovechar la crisis y el desempleo tan elevado que ésta ha provocado para imponer en su país y en el resto de Europa un modelo social diferente, con un reparto de las rentas aún más favorable al capital, eliminando mecanismos de protección social, los sistemas fiscales progresivos e imponiendo aún mayores recortes salariales. Y la manera de convencer a la población de la bondad de esas medidas tan contrarias a sus intereses es hacerle creer que son las convenientes para crear empleo y bienestar. Algo que seguirán haciendo mientras que la ciudadanía, sus partidos y sindicatos y todo tipo de organizaciones y movimientos sociales no conozcan bien las falsedades de ese discurso, mientras no tengan otro alternativo que eche por tierra sus mentiras y mientras no lo difundan por todas las esquinas.

 

(Artículo de opinión cedido por el autor Juan Torres López – juantorreslopez.com)

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