‘Matices’, opinión de Javier Astasio

/ 9 julio 2015
Es la autora, al menos puso su firma al pie del texto, de la peor de las reformas laborales que han venido desmantelando, desde que Felipe González se ganó una huelga general con la primera de las suyas, el sistema de protección de los trabajadores de este país. Es un ser tan incompetente, tan falto de sensibilidad y tan al servicio de la clase a la que pertenece, que no duda en fiar la salida de esta maldita crisis a su venerada virgen del Rocío, como tampoco ha dudado en degradar el mercado de trabajo en España a niveles, si no de esclavitud, sí del sistema de jornales de los caciques del XIX.
Personaje escurridizo, como su jefe de gobierno, desaparece siempre que los datos que ha de dar no le son favorables, mientras que echa e resto ante la prensa cada vez que lo son, hasta el punto de hacer avances de los mismos, dar prolijas ruedas de prensa cuando los datos ya están disponibles o de dar alguna que otra entrevista, aunque, dado que el don de la palabra no es lo suyo, no suele prodigarse en ese género.
Precisamente hoy, se publica una de estas raras entrevistas con un medio de esos que, por fortuna, no tienen por costumbre bailarle el agua a su política ni a la del Gobierno. Una entrevista a eldiario.es que el autor ha titulado con una frase, una perogrullada, diría yo, cuando menos inquietante en boca de una de las ministras peor valoradas de la reciente democracia española, algo que no deja de tener mérito cuando hablamos de un gobierno, éste del que forma parte, en el que ninguno de sus miembros alcanza el 3, lejos del aprobado, en la valoración que hacen de ellos los ciudadanos.
La frase en cuestión es ésta «El empleo de calidad tiene muchos matices». Y lo dice la ministra  que «parió» la reforma laboral que ha permitido la destrucción de centenares de miles de empleos fijos y de calidad para sustituirlos por otros a tiempo parcial, mal pagados y sin horario definido. Y estoy seguro que si lo dice es para poder dormir tranquila, porque, con ella, son muchos los empleos que se han creado «troceando» empleos preexistentes de más calidad, poniendo en la calle a trabajadores que nunca volverán a ser contratados.
Una ministra, esta Fátima Báñez, que saca pecho para decir que han crecido el porcentaje de nuevos contratos indefinidos, aunque evita decir que esos contratos indefinidos de los que tanto presume no tienen ni por asomo las mismas garantías para los trabajadores que tenían los que se han destruido. Una ministra esta señora, que resta importancia, en la misma entrevista, al hecho de que el fondo de reserva de las pensiones, la hucha que se llena en época de bonanza, está ahora poco menos que bajo mínimos, después de las sucesivas «sacas” a la que se ha sometido bajo su mandato. Nada parece importarle a esta fiel devota de la «blanca paloma», quizá confiando en que, como el séptimo de caballería, la divina providencia vendrá a resolver lo que ella ha sido incapaz de resolver. Una ministra, en suma, a la que parece no preocuparle que sean cada vez más los parados que se quedan sin prestación
Dice la ministra que el empleo de calidad tiene matices y so me permito decir que la incapacidad para hacer algo bien también los tiene, pero que, en su caso y por más matices que se apliquen, su labor y su persona no pasarían el corte de la capacidad, de la honradez ni de la decencia que se deben exigir a un ministro del gobierno.
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