‘¿Necesitamos la renta básica?’: análisis y opinión de @juantorreslopez

/ 9 diciembre 2013
Juan Torres López

Juan Torres López

Con sorpresa leo que Izquierda Unida propone una ley de renta básica en Andalucía como desarrollo del artículo 23.2 de nuestro Estatuto, algo que solo puede terminar en una chapuza que engañe de nuevo a los andaluces.

Me temo que quienes redactaron ese artículo no se tomaron la molestia de informarse bien sobre el concepto de renta básica y así, en la misma frase que reconocen el derecho lo desnaturalizan y anulan.

Tal como está redactado dicho artículo (“Todos tienen derecho a una renta básica que garantice unas condiciones de vida digna y a recibirla, en caso de necesidad”) lo que tenemos los andaluces no es el derecho a una renta básica. La red mundial que la defiende (Basic Income Earth Network) la define como “un ingreso pagado por el Estado, como derecho de ciudadanía, a cada miembro de pleno derecho o residente de la sociedad incluso si no quiere trabajar de forma remunerada, sin tomar en consideración si es rico o pobre o, dicho de otra forma, independientemente de cuáles puedan ser las otras posibles fuentes de renta, y sin importar con quien conviva”. Por tanto, la renta básica es un ingreso que, a diferencia de lo que dice el Estatuto, no se recibiría solo en caso de necesidad sino por el solo hecho de ser andaluz o de residir aquí.

Para establecer una renta básica en Andalucía habría que dedicar a ello (según el umbral de “vida digna” que se estableciera) entre el 30% y el 50% de nuestro PIB. Una cantidad inalcanzable en las actuales circunstancias, aun contando con lo que se pudiera ahorrar. Además, conllevaría la eliminación paralela de otros servicios y transferencias sociales y grandes cambios impositivos que obligarían a entrar en una discusión muy complicada sobre cuyas consecuencias no quiero ni pensar.

Pero incluso si hubiera dinero suficiente para implantar una renta básica creo que sería una opción inadecuada y que siempre me ha chocado que propongan organizaciones como IU. No me explico que una organización que se declara anticapitalista y que aspira al socialismo cambie el justo principio de Marx (“a cada uno según su necesidad y de cada uno según su capacidad”) por el de la renta básica que podría expresarse como “a todos por igual y de cada uno según su voluntad”.

Yo defiendo que el Estado garantice que todos los ciudadanos sin excepción dispongan de ingresos suficientes para vivir con dignidad. Pero no creo que la mejor forma de lograrlo sea la renta básica porque desvincula derechos de obligaciones y supone tratar igual a los desiguales, principios que no comparto, como creo que le ocurre a muchas personas. Porque no tiene en cuenta la individualización de las capacidades humanas y su desigual alcance y porque me parece que establecerla sin modificar la división sexual y social del trabajo o los procesos de socialización multiplicaría la desigualdad, sobre todo entre mujeres y hombres. Además, creo que la experiencia demuestra claramente que para combatir la pobreza y la exclusión son mucho más eficientes el pleno empleo masculino y femenino, la desmercantilización y el reparto del trabajo, los salarios dignos, las pensiones públicas, la corresponsabilidad entre mujeres y hombres, la provisión de suficientes servicios públicos y la transferencia de ingresos a quienes se encuentren en situaciones de especial necesidad.

En España y en Andalucía tenemos un déficit social muy grande y que está creciendo. Lo urgente es aumentar los recursos para garantizar los servicios y derechos de bienestar que son las defensas más potentes que conocemos frente a la pobreza y la exclusión. Tratar de implantar una renta básica es empezar la casa por el tejado.

Distinto es que se quiera otra cosa, garantizar o extender (porque el llamado salario social existe en Andalucía desde hace tiempo) el derecho a un ingreso mínimo de personas en situación de pobreza extrema. Eso me parece bien, pero, en ese caso, se debe ser riguroso y no hablar de renta básica porque entonces se confunde de nuevo a la gente.

(Artículo de opinión cedido por el autor Juan Torres López – juantorreslopez.com)


Juan Torres López: Nacido en Granada (España) en 1954, donde estudió el bachillerato. Está casado y es padre de tres hijos, María, Juan y Lina.

Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales en la Universidad de Málaga, carrera que estudió siempre como becario.

Doctor en CC. Económicas y Empresariales desde 1981, dos años más tarde obtuvo la plaza de profesor Adjunto de Economía Política y Hacienda Pública en la Universidad de Granada. En octubre de 1984 se incorporó a la de Málaga como catedrático contratado, plaza que ocupó definitivamente como funcionario en diciembre de 1986 en el área de Economía Aplicada.

Es miembro del Consejo Científico de ATTAC España, ha escrito varios libros y desde octubre de 2008 es catedrático en la Universidad de Sevilla en el Departamento de Teoría Económica y Economía Política.

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