‘¿Podemos crear empleo?’: análisis y opinión de @juantorreslopez

/ 5 enero 2014
Juan Torres López

Juan Torres López

Cuando empieza un nuevo año es bueno reflexionar sobre los problemas más graves que tenemos, como ha hecho la presidenta andaluza en relación con el paro. Un drama tan grande que puede hacer creer a mucha gente que no tiene solución.

Sin embargo, hay muchos estudios científicos y evidencias empíricas muy claras que indican que hay vías para crear empleo suficiente y de calidad.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó el año pasado su Informe sobre el Trabajo en el Mundo 2013 y también otro, meses antes, sobre tendencias y políticas para afrontar la crisis del empleo en la eurozona. En ellos y en otros parecidos se analizan las ideas y políticas que han permitido que algunos países hayan empezado a salir de la recesión de los últimos años creando empleo.

En el primero se demuestra que es imprescindible reformar el sistema financiero para garantizar que el crédito llegue, sobre todo, a las pequeñas y medianas empresas, y recuperar la demanda, para lo cual considera muy positivo aumentar los salarios y en concreto el salario mínimo; diseñar bien y fomentar las políticas sociales y de apoyo a las familias y no debilitarlas o acabar con ellas; incrementar la inversión pública que favorece a la privada y a la formación y la innovación; coordinar las políticas y no dejar que cada unidad de decisión vaya por su lado; combatir la desigualdad en los ingresos y en el acceso al mercado laboral (en especial entre mujeres y hombres) y aplicar políticas macroeconómicas sensibles con el empleo, al contrario de lo que viene sucediendo con la monetaria, de reforma laboral o consolidación fiscal. Y además de ello insiste en que hay que fortalecer las fuentes nacionales del crecimiento y el ingreso porque, en contra de lo que se cree en Europa, la demanda externa no va a ser capaz de sostener a las economías a partir de ahora.

Varios estudios econométricos han demostrado, por ejemplo, que el incremento de un punto porcentual de la inversión pública en infraestructuras sobre el PIB y de 1,8 puntos en la participación de los ingresos del trabajo sobre el ingreso total reducirían la tasa de paro en la eurozona entre dos y tres puntos. O que cada aumento del 1% en los salarios reales la reduciría en 0,52 puntos porcentuales en los países deficitarios, como España.

Estos informes señalan también las principales barreras a las que nos enfrentamos a la hora de poner en marcha las medidas más exitosas para crear empleo. Entre ellas, creer erróneamente que la intervención pública es negativa, no dar prioridad a los problemas distributivos y despreocuparse de la desigualdad, renunciar a medidas impositivas sobre la propiedad o las transacciones financieras o no haber llevado a cabo reformas imprescindibles para que el sistema financiero funcione. En el primer informe mencionado se señala que España solo ha realizado dos de las ocho que serían necesarias para garantizar que el crédito llegue a las empresas y para que no se vuelvan a producir los errores del pasado. Hemos rescatado a los banqueros pero no al sistema financiero.

El hecho de que en Europa y en España estemos haciendo justamente lo contrario de todo eso, con los resultados tan negativos que conocemos, es una prueba más de que los problemas económicos no tienen soluciones técnicas. Si fuese así, estaríamos aplicando desde hace tiempo las medidas que sabemos a ciencia cierta que crean empleo de calidad. El problema del paro es político porque para acabar con él hay que repartir los recursos y la riqueza de otro modo, a lo que no están dispuestos quienes tienen el poder y manejan a los gobernantes.

Y eso es lo que produce la paradoja inmoral de las economías de nuestro tiempo. Se ha conseguido que las grandes empresas de las economías avanzadas recuperen el beneficio pero ahora no saben qué hacer con él. Según la OIT, tienen cinco billones de dólares en dinero efectivo sin utilizar ni invertir; y es lógico: con salarios tan bajos no tienen demanda suficiente.

(Artículo de opinión cedido por el autor Juan Torres López – juantorreslopez.com)


Juan Torres López: Nacido en Granada (España) en 1954, donde estudió el bachillerato. Está casado y es padre de tres hijos, María, Juan y Lina.

Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales en la Universidad de Málaga, carrera que estudió siempre como becario.

Doctor en CC. Económicas y Empresariales desde 1981, dos años más tarde obtuvo la plaza de profesor Adjunto de Economía Política y Hacienda Pública en la Universidad de Granada. En octubre de 1984 se incorporó a la de Málaga como catedrático contratado, plaza que ocupó definitivamente como funcionario en diciembre de 1986 en el área de Economía Aplicada.

Es miembro del Consejo Científico de ATTAC España, ha escrito varios libros y desde octubre de 2008 es catedrático en la Universidad de Sevilla en el Departamento de Teoría Económica y Economía Política.

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