¿El amor se siente o se hace?

/ 13 febrero 2015

El emperador romano Claudio II prohibió casarse a los jóvenes con el fin de que fueran mejores soldados, pero un sacerdote llamado Valentín comenzó a casar en secreto a parejas enamoradas, por lo que fue apresado, y supuestamente, el 14 de febrero del año 270, ejecutado. De ahí que celebremos este día como el día de los enamorados.

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Cuando hablamos de Amor, no hablamos sólo del amor romántico, podemos hablar de amor erótico, amor filial, fraternal, amor a uno mismo, amor universal o incluso amor por lo que hacemos. El amor como motor del mundo, como fuerza que todo lo puede. Sin amor, nos hubiésemos extinguido hace mucho tiempo. Sin olvidarnos de la ternura, que es como la hermana pequeña del amor, el amor de andar por casa.

Y entonces, ¿cómo es posible que lo compliquemos tanto, que suframos tanto en nombre de algo que aparentemente sólo debería traernos cosas buenas?

Puede ser que el marco desde el que lo analizamos no favorezca mucho, me explico, que sean nuestras ideas preconcebidas sobre lo que el amor es, sobre cómo debería ser, cómo debería comportarse alguien que supuestamente nos ame. El tema no parece sencillo y efectivamente no lo es. Concretamente, desde el amor romántico, si la concepción de este amor nos invita a vivirlo como una cuestión de azar, algo con lo que uno “tropieza” si tiene suerte, como una suerte de acontecimientos que, mágicamente, propician que “mi alma gemela”, mi “media naranja” y yo, nos encontremos (con lo grande que es el universo) y así, podamos ser felices, comamos perdices o no. Si esto ocurre, ¿cómo no voy a sentir que mi mundo se viene abajo si esta relación se termina? Estudios científicos apoyan la idea de que detrás del sentimiento de abandono amoroso está el miedo a morir, el miedo a ser apartado de la “manada” y su dificultad para sobrevivir , como Ayla, la niña cromañón del libro de Jean M. Auel, el Clan del oso cavernario.

 

  • Estudios científicos apoyan la idea de que detrás del sentimiento de abandono amoroso está el miedo a morir

 

Otra de las sensaciones que suelen causar un mayor malestar cuando vivimos una ruptura, es que sentimos que perdemos no sólo a la persona amada, si no la capacidad misma de amar. Una de las cosas que, en terapia, producen más alivio es entender que esa capacidad permanece intacta en uno, no hay nadie que pueda quitárnosla; lo que cambia es el objeto de amor. Y aceptar la pérdida, para poder continuar, y aprender de lo vivido, sin olvidarnos del amor hacia nosotros mismos, aprender a querernos, a respetar nuestras necesidades y por qué no, a admirarnos como hacíamos con la persona amada. Con una autoestima sana, estaremos en condiciones de hacer mejores elecciones.

En ocasiones el problema es la capacidad de ser amado, de sentirse digno de amor; George Vaillant, en un estudio sobre las vidas de los hombres de las promociones de Harvard entre 1939 y 1944, encontró un doloroso ejemplo de ello en su última ronda de entrevistas. Un médico jubilado le enseñó a George una colección de cartas de agradecimiento que sus pacientes le habían enviado hacía cinco años, cuando se jubiló.

“Sabes qué, George -le dijo, mientras las lágrimas surcaban sus mejillas- no las he leído…”

Este hombre tenía una gran dificultad para sentirse amado.

Podemos aprender a amar de una forma más sana, entendiendo que amar es compartir, es respetar que el otro sea, sin querer cambiarle para que encaje en nuestro molde ideal.

A lo largo de una relación se pasa por muchas etapas. Tal vez, habría que volver al cine, a preguntar qué pasa después de los finales felices, ver cómo resuelven sus problemas La Cenicienta y su príncipe azul, cómo se reparten las tareas y tratan de conciliar su vida familiar y profesional. Pretender no tener problemas no es realista. Lo importante es enfrentarlos con una actitud de respeto y cariño, no sólo hacia la pareja si no también hacia uno mismo.

 

  • Podemos aprender a amar de una forma más sana, entendiendo que amar es compartir, es respetar que el otro sea, sin querer cambiarle para que encaje en nuestro molde ideal

 

Como dice Erich Fromm en su fantástico libro “el amor es un arte, el fruto de un aprendizaje. Requiere conocimiento y esfuerzo. Por este motivo, el que ama se transforma constantemente”

En una relación sana, se construye un marco ideal para que los miembros de la pareja puedan llevar a cabo su propio desarrollo personal y construir su proyecto vital. Al comienzo de una relación hay mucha ilusión, atracción y una buena dosis de idealización, pero, es con el tiempo con el que se construye ese particular mundo de la pareja. Cada día vamos forjando esa relación, aceptando que más que AMOR es “AMANDO”, es algo que sucede, no algo estático que podamos buscar ahí fuera, o en el pasado. El amor no es un objeto, es una facultad. Amar es crear.

El principito

Ve y visita nuevamente a las rosas. Comprenderás que la tuya es única en el mundo…

El principito fue a ver nuevamente a las rosas:

– Ustedes no son de ningún modo parecidas a mi rosa, ustedes no son nada aún – les dijo. – . Nadie las ha domesticado* y ustedes no han domesticado a nadie. Ustedes son como era mi zorro. No era más que un zorro parecido a cien mil otros. Pero me hice amigo de él, y ahora es único en el mundo.

Y las rosas estaban muy incómodas.

– Ustedes son bellas, pero están vacías – agregó. – Seguramente, cualquiera que pase creería que mi rosa se les parece. Pero ella sola es más importante que todas ustedes, puesto que es ella a quien he regado. Puesto que es ella a quien abrigué bajo el globo. Puesto que es ella a quien protegí con la pantalla. Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté (salvo las dos o tres para las mariposas). Puesto que es ella a quien escuché quejarse, o alabarse, o incluso a veces callarse. Puesto que es mi rosa.

– Es el tiempo que has perdido en tu rosa lo que hace a tu rosa tan importante.

– Es el tiempo que he perdido en mi rosa… – dijo el principito a fin de recordarlo.

– Los hombres han olvidado esta verdad – dijo el zorro. – Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable de tu rosa…

– Soy responsable de mi rosa… – repitió el principito a fin de recordarlo.

 

* en párrafos anteriores, domesticar es entendido como “crear lazos”

 

  • El amor no es un objeto, es una facultad. Amar es crear

 

La Capacidad de Amar y Ser Amado, esa maravillosa fortaleza humana que nos conecta, que nos acerca, que nos permite sacar lo mejor de nosotros mismos y acercarnos a la grandeza del otro, esta capacidad, como leí el otro día es la mayor arma de CONSTRUCCIÓN masiva.

El poeta John Keats acusaba al científico Isaac Newton de destruir toda la poesía que encerraba un arco iris al explicarlo con ciencia… Por eso, aunque hay numerosos estudios científicos que nos explican los mecanismos psicobiológicos que subyacen al amor y a la atracción, que desentrañan la física y la química del deseo… hoy, no hablemos tanto de amor…

y Amemos.

Felicidad y Bienestar

Autora: Rosa Fernández Balboa

Psicóloga y Coach del IEPP

Contacto:

Instituto Europeo de Psicología Positiva (iepp.es)

C/ De los Artistas, nº 38 – 1º B

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Correo electrónico: info@iepp.es

Email de la autora: rfbalboa@iepp.es

Tellfs.: +34 91 126 82 67 | 672 25 54 45

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