Informe Mourinho: otro entrenador más, víctima del caprichoso vestuario madridista

/ 22 mayo 2013

Cuando en el verano del año 2010 José Mourinho abandonaba el Inter de Milán, dejaba campeón de Europa al equipo italiano, pero también dejaba detrás una polvareda mediática impresionante. Dijo que no se había adaptado a ese país, que los italianos no le querían y que los medios locales le habían hecho la vida imposible. En España no ha dicho exactamente lo mismo, pero casi se podría aplicar en sus 3 años en nuestro país como una repetición de estos hechos.

Mourinho (Foto: Zoomin)

Mourinho (Foto: Zoomin)

Mourinho nunca se ha terminado de adaptar, se ha llevado a empujones con la prensa deportiva y, finalmente, se le ha visto frustrado casi desde su primer año. Sobre todo con el club, a quien acusó abiertamente de no apoyarle ante un presunto acoso arbitral y de las instituciones del fútbol como la UEFA o la Liga española.

Y luego están los antecedentes ajenos: la plantilla del Real Madrid y su mala fama. Siempre se ha dicho que los que de verdad mandan en el club son las jóvenes estrellas blancas, sabedoras de su alto nivel competitivo y su cotización en el mercado. No hace falta echarse mucho atrás en la historia del club para saber que otros entrenadores de gran fama han sido, anteriormente, víctimas de este clan del vestuario, donde siempre hay un cabecilla apoyado por otros jugadores de peso. Es el caso esta vez de Iker Casillas, que consiguió llevarse a su causa a otros futbolistas importantes como Sergio Ramos y Xabi Alonso, e incluso, al final, al portugués Pepe, antiguo niño mimado de Mourinho, ahora otros de sus castigados y apartados del banquillo.

El caso de Mourinho se ha repetido, no es nuevo. José Antonio Camacho, en 2004, sólo aguantó unos meses, los de la pretemporada, ya que al comenzar la Liga dejaba el Real Madrid bajo una dimisión que sonaba a pelea interna. Años después se fue sabiendo que algunas estrellas del vestuario ‘Galáctico’ le hizo la vida imposible porque el de Murcia venía con ganas de hacerles entrenar mucho y duramente. Además, sus métodos autoritarios no gustaban a las ‘divas’ de la plantilla, lo que provocó que pusieran a Florentino Pérez toda la presión: «O echas a uno o nos tienes que echar a 22 y te quedas sin temporada y con un escándalo». Es casi el mismo motín que ha vivido este año el club con Mourinho y el clan de Iker Casillas, que también puso en un aprieto a Florentino, aunque esta vez mejor tapado.

Tras Camacho, Vanderlei Luxemburgo y López Caro saborearon de esas amargas mieles. Fabio Capello quedó algo marcado, aunque pasó de largo. Bernd Schuster y Juande Ramos alucinaron con lo que vieron. Y qué decir de Manuel Pellegrini, que aún intenta olvidar la actitud de sus jugadores frente al modesto Alcorcón en la Copa del Rey.

Pero la historia no se para ahí. Carlos Queiroz fue otra víctima antes, en 2003-2004. Hiddink nunca domó al clan que antes dominaban Raúl González y Fernando Hierro. Pero peor lo pasó antes Jupp Heynckes, campeón de Europa cuando se ganó la Séptima, tantos años después. Salió por la puerta de atrás, más por culpa de la directiva entonces en manos de Lorenzo Sanz que por los jugadores, eso es cierto. Pero antes de él, otros entrenadores como Benito Floro o Arsenio Iglesias tuvieron que sufrir las ‘bondades’ del complicado vestuario blanco. Mourinho jamás cedió terreno. Por eso tuvo que pagar que los jugadores le fueran dando la espalda cuando las cosas no iban saliendo como ellos querían… Los malos resultados de este su tercer y último año le terminaron de condenar: ya no tenía argumentos para seguir infringiendo su ley en el vestuario. Ganan los jugadores.

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