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‘Un Gobierno sin Jones’, la opinión y análisis de Carlos Matías (@carlosmatiasb)
La Nube / 5 diciembre 2013Andan los ministros de Rajoy más excitados que los Reyes Magos cuando se inauguró Toys ‘R’ Us. Ni siquiera con la ducha fría que recomienda Arias Cañete se les pasa. Por ejemplo, José Ignacio Wert confiesa que, tras darse una, tira las toallas de forma desordenada. Habrá que ver cómo deja el cuarto de baño, hecho unos zorros y con el suelo plagado de charcos, lo cual no queda nada ‘fashion’, y menos si se trata de un ministro que lo es de Educación. Aunque tampoco puede sorprendernos en su caso, sabiendo cómo dirige el Ministerio.
Nacho (llamémosle así por recortar, como hace él) se ha abonado a los cortes en la enseñanza pública manteniendo, eso sí, los conciertos. Pero ojo, no confundamos; que ha suprimido la música y el resto de materias artísticas, porque las considera poco importantes. Los conciertos que le gustan a Nacho son los de los colegios privados, especialmente los que separan a niños y niñas, aunque el Tribunal Supremo lo considere discriminación. Para los demás cortes, Nacho ha pedido un machete y un armero turolense, Ricardo Lop, labrador, panadero y con más de veinte años de tradición como comerciante de armas blancas, le ha regalado uno con más de 45 centímetros de hoja. ¡Qué peligro!
A Nacho sólo le gustan estos conciertos, y a Jorge Fernández Díaz, titular de Interior, sólo las concertinas. Que se lo pregunten a los magrebíes que intentan pasar a la desesperada a Ceuta y Melilla, aún a riesgo de sus vidas, huyendo del hambre y la miseria que sufren en su país, por no hablar de la represión.
“Represión”, palabra maldita. En España no hay represión, no; qué va… ¿Que los jóvenes acamparon en la Puerta del Sol y usaron las redes sociales para convocar al personal a rodear el Congreso y manifestarse contra Zapatero por la crisis, el paro y la pérdida de derechos conquistados a lo largo de los tiempos? Sin problema: Jorge va a prohibir las protestas contra el Gobierno y las “ofensas a España”, a las autoridades y a la policía. ¿Qué a ocho ‘mossos d’Esquadra’ se les puede caer el pelo porque un vídeo indiscreto ha demostrado que dieron una paliza mortal a un empresario? Pues tomar imágenes de los agentes quedará prohibido y listo: otro problema resuelto.
Quiere el ministro Fernández que a quien ose desobedecer le caiga un “puro” de 30.000 euros. Una multa que debe considerar muy comedida, porque al principio quería imponerla de 600.000 ‘pavos’, pero debieron decirle que se pasaba tres pueblos. Eso sí, las multas serán gubernativas, sin tener que pasar por el molesto trámite de que intervenga un juez; no vaya a ser que, como los jueces también andan revueltos contra Gallardón, les salgan respondones.
Otra nerviosa es Soraya. Hace dos años llegó a La Moncloa buscando conspiradores por todos los rincones, debajo de las alfombras, sospechando que todo el mundo podía maniobrar en su contra, a sus espaldas, entre las sombras… Ni siquiera la calmaba la “gran retranca” de su marido (son sus palabras, que conste). Y es que nadie la valoraba cuando empezó de vicepresidenta. Incluso un colega, abogado del Estado como ella, contó que Rajoy le había propuesto trabajar en su equipo antes que a ella, pero él rechazó la oferta. Un colega que, por cierto, está trepando en la carrera y que ha confesado en ‘petit comité’ que los abogados del Estado serán eso, “del Estado”, pero que en realidad son abogados “de parte”, o sea, del Gobierno, y que si para defender los intereses del que manda tienen que retorcer las leyes, se retuercen y ya está.
Pero volvamos a Soraya. Después de dos años en el cargo parece ahora más centrada, uy, perdón, quiero decir más afianzada, a pesar de las tarascadas que intercambia con María Dolores de Cospedal. Otra que baila: la presidenta manchega y secretaria general del PP es capaz de llamar al orden a un periodista que escribe su apellido sin el “de” que precede a “Cospedal”, porque ya se sabe que el “de” queda muy aristocrático y viste mucho, en directo y diferido.
¿Y Montoro? ¿Qué le pasa a Cristóbal Montoro, que todo el mundo le dimite, cuando no los cesa él? A este paso, se va a quedar vacío su Ministerio de Hacienda, o por lo menos su Agencia Tributaria, que lleva varias semanas sin levantar cabeza.
Primero fue cesada la jefa adjunta de la Oficina Técnica de la Dependencia de Control Tributario y Aduanero de la Delegación Central de Grandes Contribuyentes, de la AEAT (Agencia Tributaria), por haber mantenido una sanción de 450 millones de euros a la multinacional mexicana Cemex, en contra de las instrucciones dadas por la Delegación Central. Tras el cese fulminante de esta alta funcionaria, dimitió su jefe directo. Ignacio Ucelay, y el martes dio portazo Luis Jones como director de Inspección de la AEAT, por sus «discrepancias» con el director general, Santiago Menéndez.
Así pues, desde el martes 3 de diciembre, el Gobierno de Rajoy se ha quedado sin Jones y ya no hay Jones para reconocer que tres facturas que la infanta Cristina emitió a Aizoon y están relacionadas con Nóos son falsas. Se han dado por buenas para librar a la hija del rey de un posible delito fiscal, a pesar de que antes fueron consideradas “ficticias” por la propia Hacienda.
No hay Jones para meterse a fondo a investigar las grandes fortunas, a las que se dedica sólo el 20% de los recursos de la Inspección Fiscal, frente al 80% empleado con toda clase de armas y bagajes para mirar con lupa las cuentas de los contribuyentes pequeños.
No; ya no hay Jones.
Carlos Matías es periodista y ‘web-xplorador’ de la Nueva Comunicación digital de las personas, emprendedores, profesionales, pymes y microempresas.
Editor de TusMedios.es
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